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miércoles, 11 de mayo de 2016

La carrera (y el gol) de Mauro Icardi


No hay dudas de que Mauro Icardi llegó a Italia para triunfar. Una fuerte convicción en sus posibilidades y una evolución diaria como profesional le han llevado a convertirse en un delantero referente dentro del panorama futbolístico europeo. Sus cuatro años en Italia no pueden calificarse como sencillos, pues por razones deportivas y extradeportivas nunca ha encontrado el 100% de estabilidad durante su estancia. Todo ello le sirvió para madurar. Cada experiencia, tanto positiva como negativa, ha sido como el hecho de juntar piezas y formar un puzzle. Eso hizo. Icardi ha ido forjando en Génova y Milán una personalidad fría, que no deja influenciarse por lo que dicten sus emociones y que funciona a través de la premeditación, lo que le lleva a ser eficaz en su tarea. Las circunstancias forman al 'yo' y condicionan al futbolista que lleva dentro.


Tras pasar nueve años en España vistiendo las camisetas de Vecindario y FC Barcelona, la Sampdoria lo fichó para su equipo Primavera en enero de 2011. Los informes de sus entrenadores hablaban maravillas: Mauro destrozaba defensas con una facilidad pocas veces vista para su juventud. Anotó 26 dianas en temporada y media con el equipo juvenil y se ganó con total merecimiento un puesto en la primera plantilla de la Samp.

 Luciano Bruni, experimentado entrenador de formación y ex de la Sampdoria Primavera, recuerda su época de trabajo junto a Mauro: "solo necesité un entrenamiento para descubrir la calidad que tenía. Aún debe crecer y mejorar, pero ya entonces era extraordinario de cara a puerta y te hacía preguntarte cómo el FC Barcelona había desaprovechado semejante talento. Sobretodo porque siempre estaba dispuesto a trabajar. A veces, cuando sus compañeros iban a la ducha, él y yo nos quedábamos en el campo para hacer trabajo específico ya que no dominaba bien el desmarque al espacio. Fue duro para él en un principio pero ahora que le veo marcar muchos goles así, me encuentro muy satisfecho".

Los blucerchiati acababan de ascender a la máxima categoría el curso anterior, por lo que el objetivo principal era mantenerse entre los mejores 20 equipos de Italia. El ex defensa Ciro Ferrara se encargó de la tarea en un principio, aunque no pudo cumplirla puesto que fue despedido tras dirigir 11 partidos. La Samp necesitaba aire fresco, así que el presidente Ferrero acudió a Delio Rossi, un técnico que había hecho un gran trabajo en la Lazio y alcanzado el quinto puesto en Serie A con un Palermo en donde jugaban los Sirigu, Pastore, Miccoli o Cavani. Año nuevo, vida nuevap. A Icardi le sentó genial el 2013: rompió a jugar tras encontrar un mayor número de oportunidades y terminó con 9 tantos en el segundo tramo de temporada. Entre dichos goles, destaca el doblete que supuso la victoria ante la Vecchia Signora en el Juventus Stadium o un póquer de goles que consiguió anotar ante el Pescara varias semanas después. La Sampdoria mantuvo la categoría, pero Mauro no podía ser retenido. El Inter se apresuró al resto de novias y lo vistió de neroazzurri. Con 20 años y una temporada en la élite, la oportunidad de su vida había llegado.

Vía: UC Sampdoria

La elección fue, cuanto menos, valiente. Desde hace tiempo, los clubes de Milán se han teñido de negro, como si el azul y el rojo se hubiese difuminando en las gradas de San Siro. El escudo pesa y en el caso de los interistas, el deterioro de hace tres años a esta parte era devastador. Los inicios siempre son costosos y más en semejante situación. A pesar de que el quinto puesto obtenido por Mazzarri paliase en cierto modo la ansiedad de la hinchada, Icardi no gozaba de la salud adecuada para competir al 100 %. Una serie de lesiones le tienen apartado continuamente de la plantilla, no llegando a disputar un partido completo hasta el mes de marzo de 2014. A ello le unimos una serie de percances personales que repercutieron fuertemente en su estado anímico y mermaron su confianza. Una temporada más satisfactoria de lo esperado en lo colectivo pero con un mal sabor de boca a título individual. Fue en la dificultad donde Mauro comenzó a crecer.

A partir de agosto de 2014, el proyecto de Mazzarri comenzó a resquebrajarse. Las sensaciones que el equipo dejaba sobre el terreno de juego eran muy negativas y terminaron contagiando a la afición. El ex entrenador del Napoli solo duró hasta noviembre de ese mismo año. Ya no se podía soportar el mal desarrollo del equipo y un juego demasiado irregular. Por su parte, Icardi remaba a contracorriente y en ocasiones le alcanzaba para poner a los suyos en la orilla sanos y salvos. En tres meses, marcó cuatro goles en Europa League y siete en Serie A, los cuales sumaron 10 puntos para el equipo. Para salir de una situación crítica, las directivas de los equipos italianos suelen buscar en su pasado, tratando de rescatar aquellos tiempos que fueron mejores. Así que el Inter rescató a Mancini.

La dinámica del grupo apenas se modificó y el cambio no tuvo apenas repercusiones positivas. O al menos no colectivamente. Eso sí, uno de los tantos que podemos apuntarle al entrenador en aquel tramo de año fue la de tener un argumento ganador a partir de una serie de futbolistas. Mauro era uno de ellos, así que Mancini decidió darle las mayores facilidades para que mostrase las armas de su fútbol: jugar en los últimos treinta metros cuando su equipo enfrenta al rival replegado, el movimiento largo y profundo a puerta para concretar una transición, un ritmo alto en los encuentros para encontrar más espacios, el remate en el área, el disparo desde la frontal... Para alterar a aquel Inter tan lento, demasiado previsible y tierno en campo rival, Mancini eligió a Kovacic. El croata se desempeñó principalmente como interior izquierdo, siendo un jugador diferencial a la hora de cambiar el ritmo y crear ventajas en el mediocampo. Los ataques eran más fugaces e imprevisibles gracias a las habilidades individuales del croata. Mientras Rodrigo Palacio atraía marcas con su constante movilidad, Kovacic establecía puentes continuos entre mediocampo y ataque a través de la conducción, plantándose en la frontal a gran velocidad. Así resurgió el mejor Icardi, que era más frecuentemente activado en carrera o bien habilitado a la espalda de la zaga con un último pase del hoy jugador del Madrid. Aumentaron los espacios y ahí Icardi cuajó una temporada de órdago: firmó 27 goles y empató con Luca Toni por la lucha del máximo goleador, ambos con 22 dianas en el campeonato doméstico. Cifras demasiado buenas como para haber materializado tan pocas victorias.


Delio Rossi sobre Mauro Icardi en 2015: "Icardi es un delantero centro que siempre mira a portería, es muy profundo y dentro del área tiene mucha presencia. Creo que puede mejorar mucho en el juego colectivo ayudando más en la elaboración de jugadas de ataque, ya que depende demasiado del gol. Lo que sí está demostrando es mucho carácter y una fuerte mentalidad a pesar de su juventud. No es fácil jugar en el Inter".


Mancini se quedaría un año más en el banquillo de San Siro. Y no solo eso, sino que los fichajes significarían un respaldo enorme para el que fuese campeón con la entidad años atrás. La directiva quería darle herramientas para pelear por la liga y se reforzó la plantilla con nombres que sumaban ante todo, competitividad. La pareja Miranda - Murillo (unida a Handanovic) era símbolo de garantía, Medel y Kondogbia en la medular aportarían mucho físico, despliegue y una pizca de calidad en el pase en mediocampo... El Inter sacaba resultados pero su inoperancia ofensiva le llevó a caerse de la pelea por el título muy pronto: encadenó una racha pésima de resultados en enero y dijo adiós al sueño.

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El peor defecto de este Inter ha sido su pobreza táctica en ataque y la falta de creatividad por parte de sus atacantes en los últimos metros. Crear un sistema ofensivo adecuado y favorable a Icardi parecía más factible que nunca, si bien la baja del agitador Kovacic provocó que el Inter se resintiese. Se habían contratado a buenos futbolistas para la segunda línea, todos ellos tienen cualidades complementarias que pueden congeniar bien con el fútbol del delantero argentino. Los Ljajic, Perisic o Jovetic tuvieron picos altos de forma aunque no durante periodos demasiado prolongados. Mancini nunca logró articular a su equipo de atrás hacia adelante, con una salida de balón raseada sin ninguna fluidez y velocidad en el pase, lo que repercute para mal en cómo llega la pelota a campo rival y en la creación de ocasiones para que Icardi las finalice. A pesar de ello Mauro siguió sumando puntos, sobretodo tras perder las opciones al título. Buscó enmendar el error del equipo y su efectividad llevó al Inter a consolidar la mejor clasificación en cinco años: una cuarta posición. El potencial del equipo es superior al rendimiento ofrecido durante la temporada, por eso esta 2015-2016 deja un sabor amargo.


Estadísticas Mauro Icardi 2015-2016 (34 partidos, 16 goles) y balance general en Serie A. Vía: whoscored

Y para Mauro, seguramente también. Con la capitanía asignada y una plantilla más capacitada para disputarle el trono a la Juve, se veía obligado a dar el paso adelante y abanderar el motín. Y volvió a quedarse lejos porque una vez más, no logró la estabilidad de su entorno. Ni sus acompañantes, ni el vestuario, ni el entrenador... Él quiere como pocos acercarse a los títulos, a ganar a la Juventus y volver a ganar reconocimiento y respeto para el club. Un tipo que realmente es una amenaza para los bianconeri: siete partidos donde se ha visto las caras con Buffon y en seis ocasiones le ha batido. Lo que ocurre es que el Inter no le ha colocado en un momento realmente decisivo para mirarlos a los ojos y darles la machada. De momento, nadie facilita el trabajo que hace para el colectivo, no ha jugado nunca contra los grandes pero está mostrando mucha más ambición por ello que los de alrededor. Con poco, se lo está ganando. No necesita demasiadas ocasiones para marcar: es uno los mejores definidores del mundo. Posee un muy buen disparo seco y colocado con ambas piernas pero sobretodo, una tremenda sangre fría en su duelo con el portero. Su capacidad de llegar a toda  velocidad (es rapidísimo) delante del meta y luego ajustar su disparo con precisión milimétrica cerca del palo. Un definitiva, un '9' muy veloz, de movimientos profundos e inteligented y una formidable técnica en el remate. Un futbolista particular cuya efectividad sobre el césped y evolución personal y profesional le reservan, como mínimo, un derecho para probarse entre los mejores.






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